Tulancingo,
Hidalgo.- Un total de 21 sismos se han
registrado en el estado de Hidalgo desde el uno de enero de este año.
El 20 de
marzo, en el municipio de Actopan, a 18 kilómetros al noroeste, se suscitó uno
de 3.9 grados, siendo este el más significativo en lo que va de 2018.
Once,
además, en Ixmiquilpan; cuatro en Actopan. Mientras que dos en Progreso y misma
cantidad en Tizayuca, y uno en Ciudad Sahagún y otro en Santiago Tulantepec.
El 22 de
mayo, a las 2:39 de la madrugada, se registró en Santiago un sismo de 3.5
grados.
Todos de
baja intensidad, según el reporte de sismicidad en el país.
Pero el año
pasado se registraron 95 sismos, siendo de los más significativos el del cinco
de diciembre en Zimapán, de 4 grados (mediana intensidad), a las 5:29 de la
madrugada.
Igualmente
en Pachuca, Mixquiahuala, Apan, Tepeapulco, Tezontepec, Tula, Zacualtipán,
según datos del Servicio Sismológico Nacional.
Los sismos
no se pueden predecir, ningún método o tecnología actual permite conocer cuándo
ocurrirán.
México
comprende, cita el SSM, regiones donde se han originado grandes sismos y desde
1787 se tiene el registro en las costas de Oaxaca entre 8.4 y 8.7 grados.
En tanto en
1932, en las costas de Colima y Jalisco, con un sismo de 8.2, y en 1985 en las
costas de Michoacán con 8.1 y de similar magnitud en las costas de Colima en
1995. En tanto en el Golfo de Tehuantepec, uno de 8.2 en 2017.
Hay ciertas
zonas sísmicas —algunas con mayor sismicidad que otra—, se dijo en Protección
Civil del Estado.
El
desplazamiento de las placas tectónicas no siempre es perceptible, se insistió.
Para que una
persona las detecte, se deben considerar varios factores, como distancia,
magnitud, profundidad e intensidad.
No todo
movimiento sísmico se registra, se dijo, pero siempre la actividad de temblores
será normal.
De hecho, un
sismo puede tener réplicas, aunque sea pequeño, depende de la zona, se
insistió.
“Toda la
vida ha temblado, pero no todos los sismos se registran ni se sienten, pero lo
que sí podemos hacer todos es estar informados para saber qué hacer, no solo
durante el movimiento telúrico, sino también antes en materia de prevención y
después de la contingencia”
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